Es muy fácil pronunciar estas palabras:
¡tienes que Amarte más¡
¡eso te pasa porque no te amas a ti!!!
¿Qué significa amarse a uno mismo? o mejor dicho, ¿Qué significa para mí amarme a mí mismo? ¿Cómo aprendí a amarme? ¿Qué significa para mí amar?
Muchas personas tienden a asociar amarse a uno mismo, con parecer egoístas y/o egocéntricos, les parece que priorizarse puede resultar dañino para el otro, que no serán lo que los otros esperan de ellos o que provocarán un conflicto
Si presto atención a mis necesidades, desatiendo las del otro!
¿Qué pensarán de mi? ¿Qué imagen voy a dar al otro? pensará que no lo amo?....
Estas son algunos de los interrogantes que se nos pueden venir a la mente cuando intentamos amarnos a nosotros mismos... qué paradójico ¿cierto?
Cuando una persona no ha aprendido a amarse incondicionalmente, busca este amor fuera, en los demás, haciendo que su valor sea dependiente de cómo le tratan o valoran los demás.
Nos vinculamos desde la necesidad, desde el/la niñ@ hasta el punto de ir mendigando amor y cariño; llamando la atención y emitiendo conductas complacientes, para obtener las miradas, el acercamiento y el cuidado de las demás personas cayendo continuamente en la manipulación, exigencias y chantajes emocionales.
¿Acaso la pareja es una relación entre niños? ¿Es la pareja una relación materna o paterna filial? ¿O se trata de una relación entre adultos? ¿Qué es legítimo y razonable pedir y esperar en una relación de pareja y qué no? ¿Qué corresponde al niño y que al adulto?
Algunas personas, quizá sin darse cuenta, transfieren a su pareja el deseo de recibir lo que les quedo pendiente en su infancia y el deseo de curar lo que quedo herido cuando eran niños. Al ser la pareja un vínculo tan profundo se actualizan en ella los anhelos y los temores más infantiles. Por esto en la pareja se pueden vivir los más intensos tormentos emocionales, las más grandes desdichas y turbulencias, o bien el mayor de los éxtasis y las dulzuras junto con la pasión, la amistad y el acompañamiento.
Las parejas no pueden dar lo que no se pudo recibir de los padres.
Aprendemos algo importante: con la pareja nos despedimos de la infancia. La pareja es el camino que nos lleva a crecer como adultos. Nos exige algo más que ser niños dependientes.
Por eso la pareja no sólo es un camino a través del cual podemos sentir la felicidad, si no que además es seguro que nos confrontaremos con problemas que potencialmente nos conducen al crecimiento y también iniciar su sentido a través de la sexualidad, de manera que ampara nuestras necesidades de placer, intimidad y confianza física.
Algunas parejas logran establecer entre ellas pautas de intercambio y de convivencia que les nutren y les enriquecen. Otras se anclan en pautas que les empobrecen y tensan.
Al final vivimos en un tiempo y en una cultura en la que la pareja pertenece a la libertad de las personas y no a las necesidades de la comunidad o de la tribu o del grupo familiar amplio como antaño.
Es tiempo de cuestionarnos y observar desde donde y como vemos el vinculo de la pareja, la sexualidad y que paradigmas sostienen estas creencias, para replantearnos una nueva epistemología de la pareja amoroso-erótica, resolviendo herencias culturales y familiares, problemáticas, dinámicas, lealtades ocultas que dificultan el camino hacia el buen amor en la pareja donde AMAR ES UN PLACER
Comments