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Luna Nueva en Leo.

La Cueva del Corazón, donde reside el Gran Tesoro.

Es el lugar donde la personalidad se transforma alineándose con el alma, develándonos el gran tesoro.

Donde reside nuestra luz, nuestro sol interior alineado al Sol Central.

El alma es lo real nuestra verdadera identidad.


Llega un momento en que comprender la esencia de la vida, deja de ser un interés y se convierte en una necesidad imperiosa. Es un momento santo, ya que cuando algo nos resulta imperioso, nos comprometemos con ello de forma intensa y estable; así es posible superar uno a uno, con el tiempo, los muchos obstáculos. La esencia de la vida no puede ser contactada, sin que la esencia de uno mismo sea contactada.

El viaje requiere transformar nuestra personalidad hasta convertirla en un receptáculo de lo más sutil, verdadero y eterno, el alma.


El alma es esa parte de ti que te llama, que te espera, que te ama y que no cede; que no te olvida aunque la olvides, ni te da la espalda aunque la niegues. Es fuego que se manifiesta como vitalidad en tu cuerpo físico, como amor en tu cuerpo emocional, como inteligencia y voluntad en tu mente. Lo es todo, es la vida que permanece más allá de todos los cambios, más allá de la muerte del cuerpo…

Es ella quien acude cuando el ego derrotado se abre y amorosamente le insufla fuerza.

Es ella quien te susurra qué, cuando, con quien, por donde y hasta donde, cuando entrenado a escucharla, sonriente le obedeces.

Acercarse al alma es manifestar la autenticidad. Para ser auténtico hay que liberarse de ataduras y condicionamientos. Así el viaje, es un viaje a la libertad.

Liberarnos no es separarnos de los demás, ni dejar nuestras obligaciones, es relacionarnos bien con los demás y cumplir con nuestra parte de la mejor manera Liberarnos requiere voluntad, disciplina, constancia y orden, es ocupar nuestro lugar, ser conscientes de nuestras interdependencias, comprender que a mayor responsabilidad mayor orden, a mayor orden menor número de conflictos y más posibilidad de que el amor se manifieste.




El guardián de tu alma y tu corazón es el León, el rey entre los animales.

Uno de mis Maestros Tibetanos Lama Tritul Rinpoche me dijo


"el hombre que asciende a su corazón (Anahata, cuarto chakra o ckakra del corazón) es el rey de su naturaleza inferior, de todo aquello que representan los instintos, los deseos y los aspectos de la mente vinculados a la identidad del ego: roles, creencias, preferencias personales. El amor lejos de ser ese lío emocional de apegos y naufragios, posesividades y desgarros es el contacto a través del autogobierno y la auto transformación con el alma".

Es por eso que el mayor salto que puede dar la humanidad, se dará cuando en masa un número grande de personas, asciendan a su corazón. Cuando eso ocurra, los que ya habían alcanzado su corazón darán otro salto, y todos ellos unidos se elevarán a la unicidad.

Una de las dimensiones ineludibles es el trabajo sobre nuestros vínculos muy cercanos, el tránsito desde los apegos y condicionamientos familiares, hacia a la total responsabilidad sobre la propia vida.

Es así de simple ( y así de complicado) sólo llegamos al verdadero amor liberándonos de lo que lo opaca: la dependencia lo opaca, la separabilidad también.

Poner orden en nuestras relaciones puede que no sea una tarea fácil, pero la recompensa es inmensa. El amor verdadero es la recompensa.


La Meditación en la fase de luna nueva en Leo ayuda a disolver el cuerpo de deseos. El cuerpo de deseos es divino, pero solo deberíamos usarlo como la naturaleza o la ley lo permite. Sin deseo nada puede hacerse, porque el deseo es la forma reflejada de la Voluntad. El deseo debería siempre servir para ejecutar Buena Voluntad, en cada camino de la vida. No es posible construir el cuerpo etérico, ( templo del alma) si no se ajusta el cuerpo de deseos.

Conocerse implica sumergirse y permanecer dentro, hasta que la luz del corazón permea la mente y modifica sus motivaciones, cuando las motivaciones están alineadas con el ser, empezamos a conocer el ser.  Somos espirituales cuando llegamos al momento de nuestro desarrollo, en que tenemos una mirada luminosa.

Una mirada luminosa permite ver la luz que encierran las circunstancias y la luz que aguarda revelarse en los demás. Las circunstancias siempre llevaron luz consigo, -tanto las adversas como las favorables-, pero si la mente no se ha asociado a la luz del corazón ( tarea de Leo) no lo vemos.

Para quien tiene la luz de la sabiduría, todo es una oportunidad para mayor luz.

Aumentar nuestra luz, es pasar de los criterios, opiniones y preferencias de la personalidad (que con tanta frecuencia entra en conflicto con el entorno), a los criterios del alma, que no tiene conflicto. Ausencia de conflicto, no es ausencia de dificultades, es esa fluida capacidad de aprender y cambiar, que tiene quien está anclado en su absoluta confianza en la vida. Cuando la confianza en la bondad y sabiduría de la vida está firmemente establecida, el aprendiz siente como Platón que “nada malo puede ocurrirle a un hombre bueno”.

El desarrollo externo, sin desarrollo interno (virtudes) simplemente no se sostiene.

No somos la personalidad, somos el alma. Cambiar la visión es posible. Lo que para la personalidad es una pérdida injusta, para el alma puede ser una deuda que se salda.  Lo que para la personalidad es una tarea demasiado dura, para el alma puede ser la necesaria disciplina para templar el instrumento.  Lo que para la personalidad es un deseo no cumplido, visto desde el alma quizás sea un favor que la vida nos hizo, evitándonos un problema o una distracción. Para la personalidad hay expectativas, deseos, condiciones, juicios y prejuicios nublando la visión e interfiriendo en la relación intima, con la vida. La lección de Leo durante el período que cada año se nos regala, es vincularnos con la luz del alma, en nuestro corazón.

Cuando la luz del alma está presente, la búsqueda egoísta de la felicidad es un sinsentido; la búsqueda egoísta de la paz, es absurda; la búsqueda egoísta del amor, es ignorancia.



Para los aspirantes que se han consagrado con la debida disciplina y han llevado la enseñanza a la acción, los motivos dejan de ser egoístas y la vida deja de ser un conflicto. De ellos se dice “que son cachorros de león”. Para ellos, la buena voluntad es la única acción inteligente, el dar la única riqueza duradera y la vida el verdadero Maestro. Que aprovechemos la oportunidad de meditación diaria en Leo, y la luz de nuestro corazón nos permita ver la luz. MAK HUERTA

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